viernes, 2 de enero de 2009

ENCONTRANDO LA PAZ INTERIOR

Casi siempre cuando nos saludamos por la festividad del Año Nuevo, siempre o casi siempre decimos la frase "Felíz Año". Pero que puede encerrar estas dos palabras? Nuestro deseo es desear al que saludamos lo mejor para el año entrante en todo el sentido de la palabra. Deseamos mas salud, más trabajo, paz y prosperidad a nuestros semejantes o es un simple convencionalismo y/o tradición?
Pienso yo que este acto debería encerrar mayor profundidad y no terminar en un simple abrazo o apretón de manos. Debería ser una gran cadena de enmiendas y nuevos propósitos que cada uno de nosotros programa durante el año que entra, mirando el anterior con reflexión y mucho análisis. Esto indudablemente no se puede hacer en cada abrazo. Para eso deberíamos evaluarnos nosotros mismos con anterioridad, de tal manera que cuando nos acercamos al prójimo a saludarlo, nuestros deseos serán más auténticos.

Más allá de lo que pueda significar las costumbres o tradiciones, cábalas o creencias, el advenimiento de un nuevo año debe llevarnos a una paz interior. Cuando pedimos o deseamos que exista paz en el mundo, a veces suena vanal dicha frase ya que carece de sentido pedirle a otro en entre en paz y no vemos si realmente nos encontramos en un equilibrio emocional adecuado. No me refiero si amo o no a mi pareja, sino si estoy haciendo lo correcto con mi vida, si puedo dormir plácidamente, si me he reconciliado con mi prójimo, si estoy en gracia con Dios, etc. No podemos desear paz y prosperidad si no nos encontramos en un equilibrio integral. Nuestro cuerpo se comporta como un generador de energía que dependerá su potencia de cómo estemos realmente. En cada abrazo intercambiamos esa energía que nos hace seres especiales. Si no nos encontramos en paz, de nosotros sale solamente "energía de segunda mano", lo que comunmente se conoce como "mala vibra".

Lograr nuestra paz interior en días tan revueltos es difícil, requiere mucho trabajo y disciplina… pero es muy necesario. El camino hacia un nuevo año es difícil, tenemos muchísimas cosas en mente y debemos poner orden a nuestra vida personal y profesional.

Aunque es posible que exista un remedio, por lo menos en teoría. Krishnamurti tituló uno de sus libros: "La Paz Individual es la Paz del Mundo". Es que tenemos nuestras propias guerras interiores: crisis afectivas, morales, religiosas, descontento hacia nosotros mismos y hacia los demás, rebeldías contra la sociedad, contra la familia, contra la vida. Nuestro campo de batalla es nuestra manera de reaccionar frente a las contrariedades y a los continuos roces y enfrentamientos que nos depara nuestra vida cotidiana. En nosotros hay amarguras conscientes o inconscientes, resentimientos, rebeliones y estancamientos que nos impiden la serenidad del espíritu.

Luchar por conseguir la paz interior no es un lujo espiritual sino una necesidad, para no dejarnos arrastrar por corrientes colectivas de agitación, pánico o violencia. También es un deber respecto a los demás. Quien sea capaz de alcanzar la paz interior, la irradia a su alrededor - aun sin proponérselo - proporcionando a sus prójimos aquello que más necesitan.

Ahora hay que proponernos vivir para dar, en vez de recibir. En la medida en que te concentras en dar, descubres que así como no puedes recibir nada sin dar, tampoco puedes dar sin recibir, incluso las cosas más maravillosas tales como la salud y la felicidad y la paz interior. Da la sensación de una energía inagotable, que simplemente nunca se acaba; pareciera ser tan sin límites como el aire. Es como si estuvieras conectado a la fuente de energía universal.

En un mundo que está en permanente crisis y en un momento histórico en que la vida se ha vuelto competitiva y difícil, gracias a la pérdida de valores y la ambición desmedida de cosas materiales muchas veces innecesarias; el hombre occidental necesita encontrar más recursos para intentar liberarse de las tensiones y del estrés y alcanzar la paz interior.

No obstante todas las acechanzas a las que estamos expuestos y que no podemos dejar de tener en cuenta, hay una manera diferente de ver el mundo y es no buscar la seguridad en el mundo externo sino en nuestro interior. Es buscar un estado de paz mental en todas nuestras experiencias e interacciones, especialmente en aquellas que son estresantes y que nos producen miedo. Cuando se trae esa energía de paz a los conflictos estamos contribuyendo a la sanación de la situación, no estamos agregando energía negativa ni miedo. Siempre nos vamos a sentir bien nutridos si hemos manejado una situación de conflicto con equilibrio mental e inteligencia emocional.

Si abrimos de par en par nuestro espíritu, nuestros sentidos y nuestro cuerpo hacia la humanidad toda, proyectándonos en ella con amor, nuestra vida será una generadora constante de alegría para nosotros y los demás y se convertirá en una verdadera “fiesta” todos los días. Solamente debemos vivir sencilla y ordenadamente, disfrutando de las pequeñas cosas cotidianas que todos podemos alcanzar. Pensar siempre positiva y constructivamente no permitiendo la entrada en nuestra mente de pensamientos perturbadores. Generar diariamente sentimientos de aceptación, tolerancia y comprensión. No perder tiempo en lamentaciones, juicios o críticas hacia personas o situaciones que solo tienen en nosotros un efecto negativo.

La paz interior proviene de saber que tenemos el poder de elegir nuestra actitud en cualquier circunstancia. Cuando nuestra mente está en paz llevamos paz a cualquier situación. Paz interior es estar concientes de nuestra unión con la Fuente Divina; es saber que somos más que nuestros cuerpos y que nuestra seguridad no se basa en el mundo físico; es el resultado de haber curado nuestras heridas emocionales a través de habernos despojado de nuestros pensamientos de separación.

Desde ahora, cuando des un abrazo, analíza qué es lo que estás realmente haciendo en ese acto. Sé conciente que tenemos el poder de llevar paz y buenos deseos, como también todo lo contrario si no tomamos en consideración lo antes expuesto. Qué este año 2009 se mueva partiendo de lo que quieres que suceda, solo está en proponérselo, estar en comunión y en gracia con Dios y gozar de un equilibrio emocional y espiritual.
Paco Cárdenas Linares

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