viernes, 4 de marzo de 2011


LLUVIA..!!, PERO DE PIEDRAS...
La historia de un chinito abollado

Quién no ha tenido alguna "experiencia sangrienta" de niño? Aquellos malos pasos, esos traspies que la vida nos regala para madurar y aprender a diario. Las situaciones y yerros que cometemos algunas veces, nos dejan siempre una elegante moraleja y nos invitan a no reincidir en lo mismo la próxima vez.

Cuando uno es niño, se presentan sin querer esas "caricias de la vida", que nos hacen ver los peligros que se pueden presentar, estar lidiando con situaciones tipo "bordeline", que están llenas de emoción y mucha adrenalina, también es muy frecuente en los menores. Y es así que durante la etapa escolar justamente se experimentan esas situaciones en donde los accidentes se presentan frecuentemente.

En primaria siempre teníamos la costumbre de juntarnos en grupitos, los recreos eran muy cortos para la diversión. Habían compañeros que les gustaba coger un puñado de piedras y lanzarlas al aire hacia arriba cuando se encontraban en grupo. Tal acto lo realizaban de manera rápida y violenta que muchos no llegaban a cubrirse y la lluvia de piedritas les venía encima. Felizmente casi siempre se trataban de gijarros o piedras muy pequeñas e inofensivas. Uno de los que tenía aquella costumbre era Aníbal Bustamante.

Un día de finales de abril de 1974 estábamos en grupo en la inmediaciones de la cafetería y la "pista atlética" alrededor de la cancha de futbol, habían algunos sentados en las bancas, otros parados y los que se encontraban en plena tierra. Anibal y Ricardo Bustamante estaban en el grupo, Gustavo, Walter y yo éramos algunos de los que estabamos también. Esta vez Walter Valderrama fue de la iniciativa, cogió rápidamente el puñado de piedras y lo lanzó al aire. Él no tenía la costumbre en hacerlo, motivo por el cual nos agarró de sorpresa. El más sorprendido fue el chino Anibal que se quedó en su sitio esperando la contundente lluvia.

Para mala suerte de "Kato", Walter tomó las más grandes y punteagudas. Uno de esos proyectiles cayó sobre la cabeza del "achinado amigo". Aníbal sin exagerar se tomó la cabeza y cuando Walter se disponía a amengüar su culpa, dándole algunas sobaditas, brotó un gran chorro de sangre, misma pileta de agua. Aún cubriendo la herida seguía emanando el vital líquido rojo de su cabeza. Un gran corte le había ocasionado alguna piedra filuda que perforó el cuero cabelludo amarillento de Anibal. Lo llevamos al tópico para ser trasladado al hospital de emergencias en donde le colocaron 5 puntos. El hermano Mariano fue el que lo llevó en su carro, preguntando quien había producido tal incidente. Cuando se enteró que era Walter, se sorprendió pero no le dió la debida importancia. Walter gozaba de una franca inmunidad por tratarse de un alumno aplicado.

El pobre "chinito" recibió la "medicina de su propio chocolate" y nunca volvió a jugarse de esa manera en los recreos.

Paco Cárdenas Linares

NOTA: Tomado de "SANGRE, SUDOR Y LÁGRIMAS" (Parte 1, Capítulo Lluvia de Piedras) Publicado el 6 de junio de 2008.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si deseas, déjanos tu comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

TODA LA INFORMACIÓN SOBRE EL PERÚ