sábado, 12 de marzo de 2011


A veces, los recuerdos se alinean uniformemente como interminables bloques de legos presentándose de manera lineal y monocorde, lo cual me causa fastidio, ya que cuando necesito echar mano a alguno de ellos a veces los veo tan distantes e inalcanzables que se pierden en el horizonte; entonces, cuando eso sucede, agito el tablero y voy desarmando poco a poco los bloques del lego revolviendo los recuerdos, mezclando las piezas y siempre termino por encontrar lo que buscaba en medio de este desorden memorial.

Esto es lo que me sucedió en estos días cuando hurgaba en mi memoria algo significativo sobre lo que valga la pena escribir, y de pronto apareció como un chispazo el nombre del escritor Juan Rivera Saavedra y con él el recuerdo de hace 18 años, aquel 6 de julio de 1993 día en el cual apareció el primer número de nuestra gran aventura editorial llamada ECONOSUR, Daniel era el director periodístico y yo el director de producción gráfica y ambos con la colaboración de varios amigos, nos encargamos de darle vida a este grato proyecto vital; recuerdo como si fuera hoy mismo que Daniel me prestó un pequeño libro de Juan Rivera titulado “Cuentos sociales de ciencia ficción”, ahí había una serie de relatos cortos muy bien escritos y que revelaban una vasta imaginación, leí el librito de un día para otro y decidimos transcribir algunos de sus relatos en la sección llamada “Signos de creación” de nuestra revista.

ECONOSUR, significó para mí, mucho más que un medio lucrativo, fue un hilo conductor que no solo unía voluntades sino, sobre todo, pensamientos y horizontes comunes al cual se incorporó en su momento nuestro gran amigo Eduardo “Gringo” Lecaros, años inolvidables de mucho aprendizaje y gran calor humano. Hoy que me reencuentro con este pedazo de vida compruebo que los vínculos de amistad que hemos construido solo adoptan formas distintas la esencia siempre está ahí, en pleno desarrollo, trasponiendo las barreras de la distancia y el tiempo.

En esta oportunidad, compartiré con ustedes este pequeño relato de Juan Rivera, hoy octogenario y de prolífica producción literaria con más de 190 obras de teatro, 600 cuentos y relatos, guiones de exitosas series televisivas como “Gamboa” y ensayos sobre Técnica Literaria y Dramática, Historia del teatro Peruano, Poemas, etc. Posteriormente, publicaré algunos artículos que escribí en aquellos años de ECONOSUR.

OTRO PUNTO
Se puso las manos en la cintura y empezó a contemplar el horizonte.
Como era corto de vista y se había olvidado de sus anteojos, miró por casualidad, a lo lejos, muy distante, un punto raro que le llamó la atención.

El punto empezó a crecer cada vez más y más, mientras que nuestro amigo se devanaba los sesos tratando de adivinar lo que era ese objeto raro y brillante aparecido así de pronto en el espacio.

Dio un paso al frente para ver mejor. Esforzó un poco la vista. Se acordó de los caballos cuando llegan a la mcta, y entonces estiró un poquito el cuello con el fin de imitarlos y, no conforme con esto, corrió a su encuentro.
Maldecía su mala memoria mientras cortaba el viento a pasos agigantados, por no haber traído sus finos anteojos de oro de 18 kilates y estar en esos trotes, cuando reconoció el punto metálico Quiso ponerse a salvo, pero no pudo: la bala lo sorprendió con el cuello estirado hacia adelante y le destrozó el cráneo. Juan Rivera Saavedra”
Mario Domínguez Olaya

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