sábado, 7 de mayo de 2011


FELIZ DIA DE LA MADRE

En primer lugar un gran saludo para todas las mamás en su
día, para aquellas que lo dan todo por sus hijos, para aquellas que son mamás sin haber querido ser mamás y aprenden a amar la vida porque la sintieron crecer dentro de ellas, también para la mamás que no son mamás y adoptan al mundo como sus hijos y, por supuesto, para las mamás que un día, sin querer, partieron para quedarse en nuestros corazones y alojarse en las personas que ahora somos; en fin, para todas las mujeres de nuestras vidas sin las cuales no estaríamos completos.

Este pequeño relato que les dejo es de procedencia africana, de alguna lejana aldea que llega a nosotros gracias a la tradición oral que deja regados por el ahí incontables tesoros y muchas veces pasamos por encima de ellos sin siquiera mirarlos. Feliz día mamá.

“Hace mucho tiempo, habían en una aldea dos jóvenes hermanas a quienes la naturaleza les había privado la facultad de tener ni hijos; de por sí esto era ya una desgracia y era muy mal visto por el pueblo que se guiaban de un dicho según el cual "una mujer sin hijos es una fuente de desgracias para la aldea".

Es así que primero comenzaron los rumores hirientes, luego los insultos directos y posteriormente las agresiones contra ellas, sus cosas y sus animales. Por eso las dos mujeres decidieron alejarse para no castigar al pueblo entero por no tener hijos y trasladaron su casa en las afueras de la aldea lejos de los caminos transitables.


Una mañana, una anciana golpeó a su puerta para pedir comida, se había perdido tratando de recuperar una oveja que se había escapado de su rebaño. Hacía ya mucho que no veían a una persona distinta a ellas y la recibieron con mucha amabilidad, le dieron de comer y ropa para vestirse. Luego de comer y extrañada por el silencio y la ausencia de voces infantiles, la anciana les pregunto:

- ¿Y sus hijos, dónde están?
- Nosotras no podemos tener hijos, ni hijas y por eso, para no causar desgracias en la aldea nos vinimos a vivir aquí alejadas de todos.

La vieja pastora se queda un momento meditando, las mira con dulzura y les dice:

- Hace años mi prima tuvo un problema parecido y la acompañé donde hechicero que le dio una pócima para tener hijos, eso sí, advirtió, después de haber dado a luz la madre se vuelve un poco loca; a mi prima le dio miedo y se fue a otra aldea dejándome el brebaje que hasta hoy conservo.

Una de las mujeres se alegró y le contestó que aunque enfermase o muriera ella sería feliz por haber dejado un niño o una niña sobre la tierra. En cambio, la segunda tuvo miedo y le dijo que no estaba dispuesta a enloquecer por un hijo. La anciana rebuscó en sus alforjas, encontró el brebaje, se lo dio a la primera y se marchó agradeciendo por las atenciones recibidas. Algunos años más tarde, la vieja pastora regresó al pueblo y se encontró a las dos mujeres. La que no había tomado su medicina le recriminó:


- "Tu nos dijiste que quién tomara el brebaje se volvería loca, pero mi hermana la tomó, tuvo una hija y no se enfermó"

Y la anciana le respondió:

- "Volverse loca no quiere decir, necesariamente, que alguien se convierta en una persona que vaya rasgándose las ropas o que se pase todo el día mirando a las nubes como si caminara por el aire ; lo que yo quise decir es que una mujer que da a luz un niño o una niña estará obligada a: reír sin parar, gritar todo el tiempo, llorar de pena pero también de alegría, corregir, dejar de dormir, guiar, educar, dar sin pedir nada a cambio, entender lo imposible, compartir lo mucho o poco que tiene, estar preocupada todo el tiempo, jugar, dejar de lado todo por alguien, pero sobre todo, amar incondicionalmente… es decir, ser madre y volverse un poco loca; a propósito, el brebaje solo era una tizana de manzanilla”

Mario Domínguez Olaya

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