DESARROLLEMOS NUESTRA SENSIBILIDAD
No seamos indiferentes con la sociedad
Cierto día hace muchos años atrás iba caminando cogido de la mano con una amiga por la ardiente arena de la herradura, recibiendo la brisa del mar que tanto añoro ahora. Estábamos comiendo un helado, que tratábamos de devorar antes de que el ardiente sol derritiera nuestros preciados manjares, terminé de engullir mi helado y solo quedaba el palillo y el papel, así que opté por hacerme a un lado de tantos bañistas que habían por ahí, y deslizar el papel y el palillo de mi mano para que callera en la arena. Mi amiga vió lo que hice y me observó sorprendida, me dijo en tono firme que volviera y recojiera el papel y el palillo, no me quedó de otra, un poco avergonzado regresé y los recogí, ella me hizo esta observación: ¿tü te imaginas como estaría de limpia esta ciudad si cada uno de nosotros tomara conciencia de depositar las pequeñas envolturas en los lugares apropiados? hay que tener sensibilidad con nuestra ciudad. Yo, en ese entonces no le paré bolas a eso pero con el pasar del tiempo, nunca más boté un papel en la calle, cuando lo iba hacer recordaba que uno tambien puede hacer la diferencia e inculcar a los demás a hacer lo mismo.
La sensibilidad es un valor que poseemos todos, es la capacidad que tenemos todos para percibir y comprender el estado de ánimo, el modo de ser y de actuar de las personas, así como la naturaleza de las circunstancias y los ambientes para actuar debidamente en beneficio de los demás. Alguna vez leí que el servicio hacia los seres humanos y ser sensibles a sus reacciones, es un acto de amor.
Los conflictos que se producen entre nosotros los seres humanos, son, debido a un mal manejo del lenguaje que muchas veces denota una insensibilidad e inconsistencia espiritual. Muchas veces las presiones y tensiones que tenemos en nuestro interior, y que las expresamos en nuestras actividades cotidianas, solo son reacciones que nos generan el ego cuando nos desconectamos de nuestro ser interior. Creo que todos deberiamos enfocarnos en la sensibilidad social, en mi concepto es una emoción muy intensa la que se vive cuando se valora al vecino, al de la esquina, al indigente que por diferentes circunstancias se le ve durmiendo en una esquina con un cartón como cobija. Aprendí de mis padres a no juzgar sin conocer, sino a hacer la diferencia, cada ser humano es un mundo aparte, eso lo sabemos todos, y para colaborar al prójimo no debemos protagonizar, porque como decían mis padres y lo dije en artículos anteriores, cuando haces un favor o colaboras a alguien, lo hagas de tal forma que no hieras su dignidad.
A veces justificamos nuestros actos y decimos "yo soy asï" este es un cuento que se los relato y que dice mucho:
"Erase una vez un chico con mal carácter. Su padre le dió un saco de clavos y le dijo que clavara uno en la verja del jardín cada vez que perdiera la paciencia o se enfadara con alguien. El primer día clavó 37 clavos. Durante las semanas siguientes se concentró en controlarse y día a día disminuyó la cantidad de clavos nuevos en la verja. Había descubierto que era más fácil controlarse que clavar clavos. Finalmente llegó un día en el que ya no clavaba ningún nuevo clavo. Entonces buscó a su padre para explicárselo. Su padre le dijo que era el momento de quitar un clavo por cada día que no perdiera la paciencia. Los días pasaron y finalmente el chico pudo decir a su padre que había quitado todos los clavos de la verja. El padre condujo a su hijo hasta la verja y le dijo: Hijo mio, te has comportado muy bien, pero mira todos los agujeros que han quedado en la verja. Ya nunca será la de antes. Cuando discutes con alguien y le dices cualquier cosa ofensiva le dejas una herida como esta.Puedes clavar una navaja a otro y despues retirarla, pero siempre quedará la herida. No importan las veces que le pidas perdón, la herida permanecerá, una herida provocada con la palabra hace tanto daño como la herida física".
El Tío Ronald
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