martes, 4 de octubre de 2011


SUCEDIÓ TAMBIÉN...
SEGUNDA PARTE

Capítulo uno
VERGUENZA

Una nueva semana de clases se desarrollaba entre la angustia y los miedos de los más débiles en aquel recinto, sucedió a propósito de una tarea de matemáticas que Parra había dejado para todo el salón, que empezó a llamar uno por uno a los estudiantes por orden de lista. No alcanzaba a descifrar su expresión al ver al primer alumno que llamó y que no había cumplido con la tarea. Burlón, molesto, satisfecho, mas nunca pareciera que de alguna manera sintiera pena, pero si su orden fue clara: “Con que no lo ha hecho, pase al frente inmediatamente alumno y bájese el pantalón”, la sorpresa de todos se combinó con el temor vergonzante de la exposición pública que pensamos de allí no iba a pasar.

Triste fue comprobar que su osadía fue aún mayor cuando lo tuvo al frente del salón y con el pantalón abajo: “ahora, bájese el calzoncillo por incumplido… ¡De una vez o se lo bajo yo! Lentamente el alumno fue cumpliendo la orden y una vez descubierto fue detenido y mostrado a todo el salón por algunos segundos, ¡Ahora voltéese!”. Las murmuraciones y las burlas se dejaban sentir en aquella aula a puertas cerradas. Así fueron pasando uno a uno cada alumno que no había cumplido con la bendita tarea, hasta que llamo al americano, quien si había hecho la tarea pero mal e incompleta. ¡Pase al frente y bájese el pantalón carajo! fue la orden del profesor. “No lo voy a hacer, ¿por qué me voy a bajar el pantalón?, ¿dígame por qué?”, preguntó asustado. “Como que no te lo vas a bajar, seguro tienes el calzoncillo sucio, ya comprendo”. ¡No señor, yo no tengo porque bajarme el pantalón, y usted no es quien para obligarme! Le retrucó.

Parra ya no tomó a la ligera la discusión, estaba verdaderamente ofuscado mirando al chiquillo que medio lloroso insistía en no bajarse los pantalones por considerar abusiva tal actitud. “Pues muy bien, inmediatamente te largas del salón y no regresas hasta que traigas el calzoncillo bien limpio”. Jorge salió del salón gritando ¡Abusivo! al profesor y quedó solo fuera del salón por largos minutos. Caminaba de un lugar a otro sin saber qué hacer, miraba a través de la luna de la puerta como uno a uno los alumnos cedían al mandato del maestro, dejándolos descubiertos y burlándose él y sus sobones que no se supo si habían llegado a cumplir con la tarea. Y tuvo nuevamente en esos instantes un sentimiento de orfandad que lo hizo llorar. Al poco rato, dos compañeros más fueron expulsados por las mismas razones que a él, eran Gregorio y Encarnación, este último tartamudo pero buena gente, un muy buen amigo que tuvo en el tiempo que transcurrió en ese claustro. Más tranquilo junto a ellos, decidieron escapar por una de las paredes posteriores del colegio y dirigiéndose a sus casas a comunicar a sus padres lo sucedido.

Al verlo llegar y enterada de lo sucedido la madre de Jorgito acudió inmediatamente al colegio y al encontrar a Parra este solo atinó a minimizar los hechos y aconsejar a la mamá a no engreírlo mucho que después de un tiempo le iba a agradecer por formarlo como todo un hombrecito.

 Las palabras de Parra no satisfacieron la amargura y la impotencia de la mamá de Jorgito, solo terminó diciéndole que nunca más vuelva a ocurrir algo así porque si su padre se enterase otro seria el cuento.

Fue así como después de ese incidente, Parra no volvió a obligar a ningún alumno a bajarse los pantalones, eso sí, las ocurrencias posteriores fueron ya de otra tipo.

Esta historia continuará
El Dr. Joe 90

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