jueves, 13 de octubre de 2011


UTILIZAR LA TECNOLOGIA, NO DEPENDER DE ELLA

Hace unos días el diario La República publicó un artículo con un nombre curioso: “la nomofobia”. Esta palabra viene del inglés “no mobile” y consiste en el temor de perder el acceso al teléfono móvil (celular) por olvido, pérdida o cualquier otra razón. Indicaba el autor que un gran porcentaje de poseedores de móviles de alta tecnología sufrían de esta enfermedad, y presentaban síndrome de abstinencia en ausencia de su pequeña pantalla.

Las nuevas tecnologías de la información son una herramienta importantísima en el avance de la ciencia y la información en el mundo; cada día su penetración en todos los sectores y la variedad de productos que ofrecen aumenta de manera exponencial. No cabe duda que debemos aprovecharlos, pero no hacernos dependientes, pues el uso potencia y la dependencia esclaviza.

Es necesario hacer énfasis en que la dependencia es una actitud personal; las cosas de por sí no esclavizan, es la manera como se usan y como una personalidad está constituida lo que determina la relación con las cosas. En la medida que hay mayor autoestima, relaciones sociales, conocimiento auténtico del mundo, proyecto de vida, actividades diversas, desarrollo armonioso, disminuye el riesgo de ser absorbido por elementos tecnológicos, sociales, farmacológicos o de cualquier otro tipo. De allí la importancia que el estudiante no reduzca su vida escolar al estudio, sino que desarrolle sinnúmero de actividades para vivir muchas experiencias y desarrollar diversos aspectos de su personalidad.

La manera como desde la casa organizamos el tiempo y damos a los chicos y chicas herramientas es muy importante. Hay alumnos de este colegio* que, por propia narración, pasan hasta cuatro horas algunos días en el facebook o el Chat. ¿Qué tiempo le queda para hacer otras cosas?

Me preocupa también lo que se ha dado en llamar el “mundo virtual”, que en ocasiones aleja del mundo real. Por ejemplo muchos chicos que deberían estar jugando con otras personas reales ejercitando sus habilidades motoras y sociales, están inmersos en relaciones intermediadas por la tecnología, en la que además lo real muchas veces se suplanta por lo que ofrece la pantalla. ¿Cómo conjugar lo positivo de este acceso que nos da la tecnología con una vida con los dos pies puestos en la tierra, con sólidas raíces que nos permitan luego echar a volar sin convertirnos en cometas llevadas por el viento? La respuesta no es fácil, hay que buscarla para cada situación concreta. Lo que no debe suceder es que tengamos una actitud pasiva, pues esta pasividad nos conducirá a la dependencia.

Juan Borea Odría
(*) IEP Hector de Cárdenas

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