El último 8 de agosto tuvimos un grato encuentro con el amigo, aquel que persiste alegremente enarbolando los estandartes de la soltería con mucho orgullo, aquel que con su cálido trato nos trasmite calma, ecuanimidad y mucha discreción. Desde 1969 comparte la dicha de ser marista y junto con muchos de nosotros ha desarrollado una indestructible amistad que se acerca a los 40 sólidos años.
Martín Orellana es el personaje que agasajamos los amigos que siempre lo tenemos presente. Fue una noche muy digna de recordar siempre, donde se entrelazaron alegría y mucha confraternidad. Fue una cena en un prestigioso restaurante de San Borja. La velada fue amenizada por un grupo musical que hacía de fondo muy apropiado para entablar una cordial e interesante conversación entre los que asistimos aquel día.
Como siempre, Walter, el de la convocatoria y socio (de corazón) del local, nos esperaba muy ansioso en el vestíbulo del “Gian & Marco: Grill y Casino”. Julián, Juan y yo llegamos y nos saludamos muy efusivamente, ya que no nos veíamos desde el último retiro en casa de Borea. Al cabo de unos instantes se hizo presente Percy, Hugo y Martín, muy alegres y con algo de adelanto en la bebida. Fotos van y vienen a cargo del zambo Julián y decidimos ir al segundo nivel donde la mesa reservada nos esperaba como siempre. Era la cuarta vez que visitaba el local y siempre da la impresión que es la primera vez. Muy bien ubicado, atención muy personal, buen ambiente y la comida siempre aprobada por todos. Fieles carnívoros y amantes del mejor colesterol pedimos parrillas donde había de todo. En esta oportunidad se demoró como nunca el combo en llegar, así que desaparecimos todo el pan con mantequilla servido en la mesa. Las botellas de vino se pasearon por nuestra mesa una seguida de otra, creo que al final consumimos en total entre 7 u 8.
Las bromas no se hicieron esperar en torno a Martín y a Hugo. Mientras tanto Julián se disparaba sólo, sus acostumbrados vasos de Fanta, su gaseosa preferida desde que era niño allá en su natal Namibia, claro que también se levantó algunas copas del tinto que por cierto estaba magistral. Hugo nos reveló su próximo viaje a España, al encuentro de su familia, confirmando al 100% su vuelo para el mes siguiente, donde cruzará el gran charco del Atlántico y ese día, quizás era la última vez que lo veíamos en lo que va de todo este año. Muy emocionado y con copa en mano nos dijo adiós y que valoraba nuestra amistad. Esperamos que en el 2009 esté de vuelta por estos lares.
Hasta que llegó la comida y cubierto en mano, en menos de lo que nos dimos cuenta ya no había nada sobre la mesa. Seguían las bromas y ocurrencias, éramos nuevamente aquellos muchachos de siempre. Creo que este grupo debe de crecer, ya que siempre somos los mismos los que nos reunimos. Algunos de la promo, cuando se encuentran con nosotros nos encaran diciéndonos que porqué no les pasamos la voz. hay que recordar que es de buen amigo el saludar por lo menos llamando por teléfono y preguntar si la gente se va a reunir en algún lugar. En el blog siempre aparecen los posts donde saludamos a los integrantes de la promoción que cumplen años, solo basta con entrar todos días a ver si alguno cumple años ese día y anotarse. De esa manera no se perderían de ninguna velada y serían protagonistas de los encuentros de confraternidad. Ok?
"Manotas" -así solíamos llamarlo en el colegio- estaba feliz. Existen muchas historias del orígen de esta "chapa" que ahora no detallaremos, lo que si podemos decir que esa noche si que le faltaban más brazos para empujarse todo lo que había sobre la mesa. Estuvo muy agradecido que no lo hayamos invitado a una cevichería ya que le hubiéramos ocasionado un gran conflicto existencial (broma solo para la promo).
Cuando golpeaban los primeros minutos de la madrugada sin darnos cuenta, estábamos con la mitad del cerebro adormecido por el culto al dios Baco (por si acaso es baco, no Huaco) Inclusive por ahí alguién se metió algunos tragos más en las rocas que fueron artífices de la soltura en liberar el yo genuino y demostrar los sentimientos de cariño entre el grupo. Es que existía en el ambiente un enorme orgullo grupal por ese lazo que nos une desde hace tiempo. En resumen, la pasamos bien y fue, creo, una de las mejores reuniones que hemos tenido hasta ahora. Es alentador reconocer que mientras más pasan los años, este vínculo que nos une crece y comprueba que la amistad es el ingrediente más importante en la receta de la vida.
"Mucha gente entra en y sale de su vida a lo largo de los años. Pero solo los verdaderos amigos dejan huellas en su corazón." Mañana como siempre los acostumbrados, 'Detras de cámaras'.
Paco Cárdenas Linares
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