viernes, 4 de julio de 2008

REFLEXIONES SOBRE LA DIGNIDAD Y LO MATERIAL


Como siempre he dicho, cuando escuchamos hablar a nuestro "hermano Mayor" Juan Borea, siempre habrá algo interesante para aplicarlo a nuestras vidas. Él sigue siendo el maestro aunque ya no seamos sus alumnos. En este último retiro que tuvimos, creo que algo quedó muy claro. Tenemos que ver la vida con otra disposición, observar nuestro yo interior para que mirando hacia atrás sepamos realmente que hemos hecho y hacia donde vamos. Qué proyecto de vida estoy haciendo como persona? y cuales son mis expectativas y compromisos para con la vida.

Estamos pasando muchos de nosotros por muchas dificultades financieras, la preocupación del ser humano, y en nuestro caso, padres de familia, es llevar un bienestar a los nuestros a todo nivel. En esa carrera de obligaciones y deberes, nos olvidamos muchas veces de las relaciones autenticas con nuestros hijos y esposa. Lo material nos lleva a ser simplemente robots corriendo de aquí y de allá por un poco más de dinero. Muchas veces no vemos crecer a nuestros hijos, no somos lo suficiente considerados en demostrar afecto con nuestra pareja y nos limitamos a obsequiarles cosas llenándo ese gran vacío existente. Tratamos ganarnos el cariño de nuestros hijos, cuando debería ser al revés. Estamos embebidos de solo deberes que nuestros derechos como persona se están extienguiendo poco a poco. Tenemos la necesidad de darnos un espacio y tiempo en nuestras vidas, con esto no quiero decir que actuemos como solteros (los que estamos casados) pero deberíamos de disfrutar de las cosas más sencillas y simples de la vida que llenarán nuestro existir. Tener un poco alma de poeta y de artista es nuestra tarea para entre tantas cosas combatir el stress.

Estamos acostumbrados a "escanear las cosas", vemos a alguien e inmediatamente vemos como viste, como habla, donde vive. si tiene vehículo propio, etc. Juan dijo que muchas veces tenemos "amigos objetales" aquellos que solo están para que nos sirvan de alguna manera. Es muy dificil el tener sólo amigos de esa clase, hacen que te sientas sólo y que sean tan solo importante por tu dinero o por el favor que puedas dar, no por lo que eres.

Si sólo se admite la existencia de lo material, si sólo tiene valor lo que es medible por la ciencia empírica con sus aparatos de precisión, ¿qué queda de la dignidad humana?... En la perspectiva materialista las ideas de “alma” y de “espíritu” carecen de sentido. El ser humano queda reducido, entonces, a una realidad compleja que no tiene ninguna característica extraordinaria que lo separe de otros seres similares a él.

No sorprenden, en la perspectiva materialista, las afirmaciones de algunos científicos. Si no hay alma espiritual, la ciencia sólo puede constatar diferencias notables entre los seres humanos. Si sólo lo material, lo neuronal, lo químico, tiene relevancia, entonces encontraremos a quien afirme que hay seres humanos mucho más “perfectos”, más desarrollados y más dignos que otros. Es entonces cuando unos son declarados “inferiores” mientras otros son vistos como “superiores”. Es entonces cuando es posible encontrar a personajes famosos que defienden el racismo o que consideran a la mujer como inferior respecto del hombre. O que dicen que hay animales que tienen mayor “dignidad” que la que pueda tener un enfermo en estado vegetativo persistente o un hijo antes de nacer.

Lo que se vivió este último fin de semana en San Bartolo, puso las cosas en claro, las dudas o creencias erradas fueron disipadas al escuchar muchos testimonios y aportes que de seguro enriquecieron a cada uno de los participantes. No es todo dinero en este mundo, lo material nos aleja de quienes realmente somos, nos "adornamos" a veces de cosas que quizás no usamos. Nos olvidamos que vivir plenamente cada instante de nuestra vida. No vivamos para trabajar solamente, trabajemos para vivir. Cultivemos más el alma, miremos más allá de nuestras narices, no permitamos que el circo de la vida entre en nuestro andar diario.

Necesitamos reconocer, como Platón o Aristóteles, san Agustín o santo Tomás, Pascal o Blondel, que en cada existencia humana brilla una luz superior, distinta, que nos eleva sobre las condiciones materiales de existencia. Sólo si se acepta que tenemos un alma espiritual, será posible afirmar la igual dignidad de cada ser humano. No somos inferiores o superiores ni por el color de la piel, ni por la mayor o menor perfección del genoma propio, ni por los centímetros cúbicos de masa cerebral, ni por la cultura o la lengua en la que nace cada uno, ni por el dinero en la cuenta del banco.

Superar el materialismo nos permitirá ir más allá de posiciones racistas que tanto dolor han provocado en la historia humana. Nos permitirá, sobre todo, comprometernos en la búsqueda de un mundo más justo, más limpio, más solidario, más lleno de amor y de alegría, porque nos hará respetar y ayudar a cualquier ser humano en las distintas etapas de su existencia terrena.
Paco Cárdenas Linares
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